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En algún lugar se propone la palabra escuchatoria en contraste con oratoria. Es cierto que podés tener muy buen discurso o replicar frases que ya dijiste con muy buen resultado en otro lugar, pero si no sabés escuchar, si no sabés ponerte en el lugar de tu público podés generar producciones formalmente brillantes destinadas a la papelera de reciclaje.

En los cursos de oratoria (acá verás info) te preparamos para saber hablar, y también expresamos que la comunicación es mucho más amplia que eso. De hecho, en las interacciones «no manda el que sabe hablar sino el que sabe escuchar». Por eso también ejercitamos la escucha. Cuando de verdad escuchás (no es simplemente recibir sonidos, ni esperar que el otro se calle para responder) entendés lo que sabe, siente y/o espera el interlocutor. Recién ahí podrás adaptar tu mensaje para lo que ella o él (o ellos) necesitan.

Reforzamos lo dicho: la escucha es un proceso ACTIVO. Implica esforzarse en poner atención tratar de entender, “poniendo entre paréntesis” (quiere decir: suspendiendo momentáneamente) las propias creencias.

Hay diferentes NIVELES de ESCUCHA para C. Cucchi y M. Grazi:1

A. ESCUCHA EMPÁTICA. La máxima atención. Empatía quiere decir “sentir con”, o sea es un ponerse en el lugar del otro para sentir lo mismo que siente él, desde su punto de vista. El que escucha se abstiene de juzgar. Está presente, consciente y atento. Confirma y responde, pone toda la atención en la persona que habla. “Escuchar con el corazón es abrir la puerta a la comprensión, a la atención a la empatía, preguntándose qué siente el  otro y “filtrando” las afirmaciones y las preguntas sobre esta base” .

B. ESCUCHA INTERMITENTE. Oír las palabras pero no escuchar realmente. En este nivel, hay una comunicación superficial pero no se entienden los significados profundos. Se intenta oír pero hay poco esfuerzo para entender la intención. Esta escucha provoca incomprensiones peligrosas ya que el oyente no se implica con el hablante. Éste puede tener la falsa sensación de ser escuchado y comprendido.

C. ESCUCHA PASIVA. Un pretexto para hablar. Se escucha de a ratos y se presta poca atención. El que escucha a este nivel no reacciona. A veces finge mientras piensa en otras cosas, juzga, aconseja, responde y prepara lo que va a decir a continuación en lugar de concentrarse en el otro.

¿Por qué cuesta tanto escuchar?

Parecería ser algo simple: tengo que callarme y dejar que hablen los otros. Sin embargo cuesta hacer pausas (como vimos en esta entrada) en las presentaciones en público. Además, la actitud de escucha tiene que ver con la modestia, las ganas de aprender y relativizar las creencias propias. Cuanto más sé sobre algo más ganas me dan de explicarlo y más difícil me resulta pensar que otros puedan saber más que yo, o tener una perspectiva diferente que me enriquezca. Será importante entrenar eso si quiero que me escuchen a mí.

  1. CUCCHI, Carla Carina y GRASSI, Mauricio. (S/D de año). Escucha con el corazón. Editorial de Vecchi, Barcelona ↩︎